¿Qué es BIM? Probablemente haya oído el término antes. Algo que tiene que ver con computadores y modelos en 3D. O, parafraseando a un colega, “algo que hacen los ñoños en el sótano de la empresa“.
Pues bien, ¡puede que sea más importante de lo que piensa! Se ha demostrado que la adopción del BIM mejora significativamente los resultados de los proyectos, lo que supone un importante ahorro de tiempo y costes. Según un informe de McKinsey, los proyectos que utilizan BIM han registrado una reducción de hasta el 20% en el plazo de ejecución y un ahorro de costes del 10% en comparación con los proyectos gestionados mediante metodologías tradicionales.
Adentrémonos en qué es el BIM y por qué necesita subirse a este tren.
BIM son las siglas de Building Information Modeling y es un proceso para crear, gestionar y utilizar representaciones digitales de activos físicos. Por activos entendemos infraestructuras físicas: edificios, puentes, estadios, refinerías de petróleo, minas, plantas químicas o cualquier otra infraestructura física.
El término tiene sus raíces en los primeros intentos de digitalizar el proceso de diseño y construcción de edificios. Aunque el concepto de utilizar computadores para modelar activos físicos existe desde principios de los años 70, su terminología formal se acuñó por primera vez a mediados de los 80 y no fue formalizada por la ISO hasta 2018, con la norma ISO 19650.
En esencia, puede pensar en el BIM como la combinación de la representación digital del activo físico (modelos 3D, dibujos 2D, etc.) y la información crítica que lo sustenta: desde materiales, datos del proveedor, detalles operativos, dimensiones y otros.
Uno de los primeros hitos en el desarrollo de soluciones BIM fue la introducción de ArchiCAD por Graphisoft, considerado por muchos como el primer software BIM. A éste le siguieron otros desarrollos de software, como Autodesk Revit, que popularizaron aún más el proceso BIM.
La diferencia clave aquí entre un modelo BIM y algo como un dibujo 2D de AutoCAD es la parte de la información. Aunque el dibujo 2D también es digital, no tiene información adicional; nada que pueda ayudar al diseño, la fabricación, la construcción o la operación del activo. Coloquialmente, los modelos sin esa información se denominan modelos “tontos”, para diferenciarlos de sus homólogos BIM (coloquialmente modelos “inteligentes”).
Así era ArchiCAD en 1987. (Copyright: Graphisoft.)
Aquí es donde las cosas se complican. BIM se originó centrándose en la arquitectura y la construcción civil; en el sector industrial, que abarca la ingeniería de plantas y los proyectos a gran escala, habían retos diferentes. La complejidad de la ingeniería de procesos, los equipos mecánicos, las tuberías y el modelado eléctrico exigían soluciones especializadas.
En consecuencia, paralelamente al desarrollo de ArchiCAD y otras herramientas BIM, surgieron programas informáticos especializados en ingeniería de plantas, adaptados a estas complejidades industriales pero que inicialmente no llevaban la marca BIM. Los más notables son PDMS de AVEVA, ahora sustituido por AVEVA™ E3D Design, y PDS de Intergraph, sucedido por Intergraph Smart® 3D.
Estas soluciones respondían mejor a las necesidades de sus campos: modelado multidisciplinar, generación precisa de MTO, cumplimiento de distintas normas industriales (especialmente en el sector de las tuberías), bibliotecas para estructuras y componentes de tuberías, generación automatizada de isométricos y otras cosas menos relevantes para la arquitectura y la construcción civil, el sector tradicionalmente denominado BIM.
¡Es un poco confuso para todos nosotros! El término BIM ha evolucionado hasta convertirse en una frase comodín para la representación digital de activos físicos, que se extiende mucho más allá de los confines de los edificios y las infraestructuras. Esto a menudo conduce a conceptos erróneos, ya que algunas empresas y proveedores de software promueven el BIM como una panacea para todos los proyectos de construcción y diseño, incluso cuando sus soluciones sólo son adecuadas para la arquitectura y la construcción.
Me inclino por “ingeniería digital” como término más correcto. Cuando se habla de la representación digital de activos físicos existentes, como plantas industriales o refinerías, “gemelos digitales” es el término que mejor se ajusta a lo que se está haciendo.
En Thomaz, cuando me preguntan qué hacemos, navego por la conversación con cuidado. A veces me limito a describirlo como “BIM”, porque eso transmite la idea rápidamente a muchos, y si eso facilita la comprensión dentro del sector, que así sea. Al final, el objetivo no es discutir sobre terminología, sino utilizar la tecnología y el modelado digital para modelar con precisión los activos físicos, mejorando así los procesos de ingeniería, construcción y operación.
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